El retorno de la guerrera

LLegan las 3 de la tarde, termina la jornada laboral (por lo menos la veraniega, de aquí a nada comienza la jornada partida y cambio el ritmo).

Marcho rauda y veloz a casita. Entro en el garaje (el suplicio de todos los días, columna aqui, columna allá.... estoy segura de que se mueven , testigo de eso es el raspón que llevo detrás., menos mal que es pequeñito... sólo para darle personalidad al coche.

Terminadas las maniobras, oigo que llega mi vecino " el oloroso", me apresuro a buscar el ascensor, intentando cogerlo antes de que llegue (esto no es muy politicamente correcto decirlo, pero es verdad).

Si no ... me tocará compartir viaje.

Esta vez me libré¡¡¡¡

Menos mal que cuando coincidimos es de poca charla
- "Buenos días, ya vamos teniendo hambre..."
Así puedo pasar la subida manteniendo la respiración. Puede que tenga un problema, o puede que sea un poco guarrete.... no sé ...

Entrada al pasillo, que cada día se me hace más largo (¿por qué compraríamos el F?) . Comienzo a oír música (es lo que tiene tener paredes de papel, se oye todo).

Meto la llave, la llevo en la mano desde que salí del ascensor para no perder mucho tiempo.

Efectivamente hay música (desde que compraste los altavoces nuevos, me deleitas cada día con una selección.) Hoy toca Blade Runner, muy inspirador.

- "Ya estoy aquí..."

Beso por sorpresa , A. sales de la habitación, te esperaba en la cocina.

Mesa preparada, pero comida sin hacer. Revisión general: ajo laminado, jamón troceado, judías (ya las cocí ayer), filetes salpimentados y sartenes al fuego. A terminar la faena.

El retorno del guerrero masculino suele ser menos complejo (lo que viene siendo a comida puesta).

¡Qué pena que te guste más pintar que cocinar! Pero no está mal tener un pinche de cocina tan eficiente.